¿Aún estamos con ésas, hermano? El mapa
de Europa siempre incompleto, idas y venidas, fronteras
y el mínimo común divisor, puntos de apoyo tan frágiles
como el hielo en el instante de derretirse.
Debía moverme con tacto de ciego,
buscar palabras lazarillos, sumar los pasos
que dura una calle, los ángulos de los valles
en V de cada cordillera.
Lo dejé, llevaba demasiado tiempo y no se trababa de un juego
aunque cada tarde jugara. Apostar a perder
era la manera de multiplicar por cero las ganancias.
La única certeza.
Relumbre de relámpagos en el cielo de invierno,
el momento de la revelación. Enero pasará muy rápido,
lo celebraremos la próxima vez, es fácil,
el mañana aún no está.
Celebrarlo igual que matizamos este verso
y los siguientes, vestirlos con ropa de faena
o de tiempo real. ¿No es cierto?
El sobre sin remite: este presente.
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