domingo, 21 de noviembre de 2010

FALLO DEL I PREMIO DE POESÍA Y RELATO LA VENTA DE LAS PALABRAS

Un Jurado, compuesto por Dña. Josefa Perona Bonilla, Presidenta del mismo en su calidad de Directora del I.E.S La Hontanilla, entidad convocante; D. Santiago Vieco Martínez, representante de la Excma. Diputación Provincial de Cuenca, entidad colaboradora; y D. Francisco Corrales Fernández de la Puebla, escritor y profesor de Lengua y Literatura; D. Gerardo Martínez Toledano, profesor de Lengua y Literatura, y D. Juan Ramón Mansilla, escritor y profesor,

ha decidido conceder por unanimidad

El I Premio de Poesía La Venta de las Palabras a la obra El tiempo de Ireneo, valorando la intensidad de su propuesta poética así como su capacidad de tensionar el lenguaje, cuyo autor, tras abrirse la correspondiente plica, ha resultado ser D. Luis Manuel Pérez Boitel.

El I Premio de Relato La Venta de las Palabras a la obra Cinco Citas, valorando su coherencia y eficacia narrativas, cuyo autor, tras abrirse la correspondiente plica, ha resultado ser D. Jaume Palau Banús.

Tarancón (Cuenca), a 11 de noviembre de 2010

http://www.guiadeconcursos.com/concursosliterarios/?p=131

http://www.premiosliterarios.com/

http://latclasintque.blogcip.cu/2010/11/21/la-hontanilla-premia-a-boitel/

martes, 17 de agosto de 2010

CLASE DE HISTORIA

Sí, mein professeur, el formulario

fue una gran tomadura de pelo,

urdido para que los pájaros cayeran sobre los patios

y tras los pupitres los críos se arrodillaran en filas de a tres.

Pero el río es así y qué falta hace que adquiera otro sentido.

Los alumnos lo repetían cantando:

la tribu remontó el cauce,

un vado tras otro,

una vasta pradera

llena de trigo, hidromiel y manzanos,

allí fundaron la primera ciudad.

Leyendas de un viejo chamán. Fuegos de artificio.

Sí, mein professeur, mon leader,

ella dejó entonces de bailar,

se cancelaron las canciones

y se supo lo que era en verdad el desierto,

no ese friso de arena dorando el horizonte hacia el sur.

¿Qué más quiere? Los meridianos y los relojes

latían al unísono y se tasó la seda de acuerdo

con su patrón. ¿Por qué hace compartir esas quimeras?

¿Por qué debemos renegar de nuestros males?

¿Por qué si el corazón sigue su ritmo de un hombre a otro?

Sí, mein professeur, tendrán el paraíso

quienes bien aprendan las cosas.

Los réprobos ni el pan, ni el sílex, ni el fuego.

No se lamente.

Sólo sonría, por favor.

lunes, 5 de julio de 2010

Se encuentra a punto de salir el nº 4 de Hilos de Araña. En esta ocasión contamos con un pequeño ensayo de Rosa Delor sobre Salvador Espriu; la prosa de José Ángel Cilleruelo, Luis María Murciano y María Teresa Valencia Cañas; poemas de Vicente Luis Mora, Balbina Prior, Juan Ramón Mansilla, Víctor Jiménez, Ezequías Blanco, Amador Palacios, Vasco Gato, Pilar Adón y Enrique Barrero; reseñas de Jorge de Arco, Francisco Corrales y Juan Ramón Mansilla; obra gráfica original de Manuel J. Carmona. La firma invitada, en esta ocasión, es Joumana Haddad.
Pronto, espero, irán llegando los envíos.

lunes, 24 de mayo de 2010

CONJUGACIÓN BÁSICA
Yo estoy harto.
Tú estás hart@.
Él nos está hartando.
Nosotr@s estamos hart@s.
Vosotr@s estáis hart@s.
Ellos se han pegado una jartá
(y ahora los de siempre a pagar la cuenta del banquete)

domingo, 23 de mayo de 2010

Sin palabras (y una china en el zapato)

viernes, 14 de mayo de 2010

(Edward Hopper, Compartment C, Car 293)

Cuando Jorge Luis Borges quiso hablar del universo, lo comparó con una Biblioteca infinita, la Biblioteca de Babel. Borges, apasionado de la lectura, ciego al que había que leerle, dijo que basta con que un libro sea posible, para que exista. No se hallaba muy lejos de un Pessoa para el que lo vivido en un libro era más vívido que la propia realidad.

Pero no es de esto de lo que deseo hablar. No, solo quiero contar una historia breve, en parte de todos conocida. Un relato que es también una pequeña historia del mundo.

¿Se acuerdan de Eva, Adán y la manzana? Pues bien, esa fruta en realidad no era una fruta, sino la metáfora de algo mucho más precioso y suculento: el lenguaje, la palabra. La facultad de nombrar pues, como es bien sabido, Dios al tiempo que creaba iba dando nombre a lo creado y, de ese modo, dándole verdadera existencia. Y es que, lo supo desde el instante en que utilizó tal herramienta, la palabra era capaz de otorgar identidad a lo que todavía no era y nunca sería sin ser nombrado.

¿Han intentado alguna vez observar, pensar, comprender algo sin utilizar el lenguaje? No se desanimen, a ese dios le ocurrió lo mismo. De ahí que se reservara, como lo más preciado y lo más secreto, el fruto de la palabra: la sabiduría. De ahí que expulsara del paraíso, y con tal saña, a esa pareja de atrevidos.

Claro que la cosa no quedó ahí. En el mundo antiguo la palabra mantuvo su carácter mágico y sagrado. Verbo, es decir palabra, fue el título que los hebreos le dieron a su dios. Nombrar era no solo conocer sino posesionarse de la realidad. Por eso el nombre verdadero, tanto de ese dios como de cada persona, debía permanecer oculto. Quien lo conociera, se dijo, podría dominarlo. La palabra se hizo sinónimo de espíritu y quienes manejaban los resortes íntimos de ambos (¿de qué otra cosa si no se valieron los oráculos y los profetas?) se alzaron como guías de la comunidad.

Luego se desarrolló la escritura y, durante siglos, ésta disciplina fue apropiada por unos pocos, un saber reservado a unos pocos. Era poder y, como tal, por el poder debía ser monopolizada no sea que se desmandase y luego a ver quién era el guapo que la devolvía al redil.

Los tiempos pasaron, también la Historia, pero este asunto permaneció más o menos inmutable. Hasta que con Gutenberg llegó la imprenta y comenzó a democratizarse la lectura. Pero entonces –más o menos como sucediera con la manzana- los poderosos se sintieron amenazados, vieron el más que evidente peligro de que el saber se les descontrolara, que dejase de ser lo conveniente.

Pero para todo hay remedio. Qué mejor que poner vallas al campo, confeccionar listas de libros malsanos y, por tanto, prohibidos (como la del famoso Índice de la Inquisición), hacer grandes hogueras con tan peligrosas obras, pegar la tea encendida a palabras e ideas tales que hacían temblar los cimientos de la civilización.

Se descubrió América y la ley de gravitación universal; la penicilina y el motor de explosión, pero la situación no es que cambiara mucho para los libros. Para colmo, ya en el siglo XX (¿les dicen algo los nombres de Stalin, Hitler o Franco?), los diversos regímenes totalitarios prosiguieron, y ampliaron, tal ensañamiento contra los libros. Debían imponer su pensamiento único y, cuando tal se pretende, ¡es tan peligrosa la palabra en libertad!

Lean. Lean, dejen un lugar a su lado para un libro pues mucho de lo que somos a ellos se lo debemos. Yo, al menos, no sabría reconocer el mundo ni reconocerme sin los libros. Los libros que estuvieron conmigo desde la infancia. Sin duda, el mejor legado que le debo a mi padre.

Lean pues, como escribiera Herman Hesse:

Todos los libros del mundo no te dan felicidad pero te conducen en secreto hacia ti mismo. Allí encuentras todo lo que necesitas, el sol, las estrellas y la luna pues la luz que tú buscas habita en ti mismo. La sabiduría que buscaste en las librerías reluce en cada página… Y ahora es tuya.

Lean, por favor. Sean libres. Muerdan esta manzana. Sean libres.

domingo, 25 de abril de 2010

¿Aún estamos con ésas, hermano? El mapa

de Europa siempre incompleto, idas y venidas, fronteras

y el mínimo común divisor, puntos de apoyo tan frágiles

como el hielo en el instante de derretirse.

Debía moverme con tacto de ciego,

buscar palabras lazarillos, sumar los pasos

que dura una calle, los ángulos de los valles

en V de cada cordillera.

Lo dejé, llevaba demasiado tiempo y no se trababa de un juego

aunque cada tarde jugara. Apostar a perder

era la manera de multiplicar por cero las ganancias.

La única certeza.

Relumbre de relámpagos en el cielo de invierno,

el momento de la revelación. Enero pasará muy rápido,

lo celebraremos la próxima vez, es fácil,

el mañana aún no está.

Celebrarlo igual que matizamos este verso

y los siguientes, vestirlos con ropa de faena

o de tiempo real. ¿No es cierto?

El sobre sin remite: este presente.

lunes, 1 de febrero de 2010

Acaba de salir de imprenta el tercer número de Hilos de Araña. En breve se procederá a su distribución y envío.
En él encontramos textos de Pilar Adón, Neus Aguado, José Antonio Almeida, Jorge de Arco, Enrique Barrero, Claude Chambard, Francisco Corrales Fernández, Eça de Queiroz, Margot Farreira, José Ángel García, Rosaura Lande, Francisco Mora, Sabas Martín, J. Jorge Sánchez; traducciones de María Teresa Valencia Cañas y Juan Ramón Mansilla, así como obra gráfica original de Fátima Tinajero López.

sábado, 23 de enero de 2010

SOBREVOLANDO LOS ALPES

Cualquier paisaje es un error. Simple cuestión de simetría.
El tedio tuvo alguna parte en ello: moldes
demasiado viejos, el torno inmóvil en el alfar.
Lo que los arquitectos del Estado no previeron
fue esa enorme alfombra de nata salpimentada de alerces.
Vais a tener que empezar de nuevo, les diríamos,
son cáscaras las cimas y las habéis llenado de arroyos.
Algo así. Algo hecho despacio mientras el piano responde
al trío de cuerdas.
La desidia aqueja también a la geografía. Los motivos
se repiten y repiten como los platos de un menú.
Menos mal que la naturaleza nos reserva algo asombroso.
Una rama entre la hierba, un guijarro a la orilla del mar.
La flecha estacional de las grullas escribe el camino correcto
con letra alborotada. ¿La elección? Ir. Venir.
Así que puedes estar tranquilo, nadie va a meter mano
en tu cuenta bancaria. Puedes dejar allí las fotografías,
confiar tu pasado al cajero, sumar si quieres de una
en una cada esquirla de tu vida.
Un día, como un albatros, caerá el sol en picado sobre la espuma,
tomará su pez y remontará el vuelo.
Ese día que fue todo lo que éramos.
Hay que sopesar las circunstancias como en Puerto Príncipe
las damas de alcurnia sopesaban los testículos
de los esclavos antes de su venta.
El Danubio por la mañana: una roja compota y el rocío.
Todo fresco. La cara recién lavada. Hora
de vestirse y salir. Pero, ¿y si no hubiera calle?
¿Y si las cosas hubieran vuelto a algo previo a la creación?
Salir de casa para siempre. Presagios escritos
en las vísceras de las aves más exóticas.
¿Qué acertijo es éste?
Aquí abajo todo son trabalenguas, alguien murmura.
Oh, mi valiente magiar, exclama la mujer,
hay bombones en la mesa, un lápiz y un sobre sin franqueo.
Hay que tratar de recoger la casa antes de que la tierra
se rompa en mil pedazos, deshacer las maletas y tender el mantel.
Quizá Toussaint Louverture regrese a liberar el alma de los muertos.
Hay que ser precavidos. Doblar la página en uno de sus vértices,
extraer de los cuerpos deshechos alguna idea de civilización.
Créetelo: las noches al raso son terribles ahora,
la angustia que sientes no solo a ti pertenece, es poderosa,
se duplica. Al cabo de unos años, apenas una esquina
en un periódico. La rutina es el mal que padece la historia.
Ásperas plantas de pies, arrugas, la carne viva, el tropel de la sangre.
Las ruinas.
Sí, mi amor, este no es el paraíso prometido. Aquí
no hay quien crea a los dioses ni quien colme su despensa.
Menos aún.