martes, 19 de mayo de 2009

¿Poesía? Poder

Del variopinto mundo de la poesía española, dos títulos pueden resumir perfectamente uno de sus males: el efecto acogotador y caníbal de ciertos grupos de poder, de determinadas camarillas que ni en tiempos de la reina castiza. Uno es el Playstation de Cristina Peri Rossi, último premio Loewe. El otro Intuiciones de Fernando Lamata. Ambos caen, desde ópticas diferentes en el mismo charco: un vulgar prosaísmo que acaso parte del convencimiento de que poesía es la disposición en versos de cualquier texto. Valgan los siguientes de Peri Rossi:
"Me llaman de una editorial
y me piden que escriba
cinco folios sobre la necesidad de la lectura
No pagan muy bien".
Pues eso. Aunque difícilmente será su caso. No su caso es bien distinto: suculentos dividendos por un ¿poemario? atroz, premiado por un jurado de amigos, muchos de los cuales son jurados de otros premios que acaba publicando la editorial que les paga. Vamos: un ejemplo más del síndrome de juanpalomo. El caso de Lamata, aunque desde presupuestos distintos, acaba siendo similar: cargo político regional metido a rapsoda que, ¿será por aquello de las subvenciones?, encuentra editorial que publica sus versitos de más que pobre prosodia.
Poder. Tal es el denominador común de ambos caso. Un viejo asunto del que ya hablara Propercio. La literatura, la poesía, es accesoria.

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